Apóstrofe viene del griego apostrophe compuesto con el prefijo (apo=lejos de, privación o a través, como en apócrifo, apofonía, apóstol) y (strofe = voltear, como en anástrofe y catástrofe), o sea “voltear hacia el otro lado”.
Apóstrofe en el teatro griego se refería cuando un actor le daba la espalda al público para hablar con otra persona real o imaginaria.
Según la RAE (Real Academia Española), apóstrofe la empleamos para referirnos a una figura retórica que consiste «en dirigir la palabra con vehemencia en segunda persona a una o varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigírsela a sí mismo en iguales términos».
El apóstrofe es una figura retórica que consiste en la interrupción repentina de un discurso o de una narración, etc. para dirigirse, con vocativo a alguien, presente o ausente. El DPD (2005) lo define como una invocación vehemente a una segunda persona.
Siguiendo la lectura de Jorge Luis Borges, voy a perseguir algunos apóstrofes en Poesía completa, 2009, Emecé editores.
Elegía
Oh destino el de Borges,
Haber navegado por los diversos mares del mundo
O por el único y solitario mar de nombre diversos
Haber sido una parte de Edimgurgo, Zurich, de las dos Córdobas
De Colombia y de Texas […]
Oh destino de Borges,
Tal vez no más extraño que el tuyo.
Milonga de Calandría
Fija la vista en los ojos
Era capaz de parar
El hachazo más taimado.
¡Feliz quien lo vio pelear!
Religio Medici 1643
Defiéndeme Señor
(El vocativo o implica a nadie.
Es solo una palabra de este ejercicio
Que el desgano labra
Y que en la tarde del temor escribo).
Defiéndeme de mí.
Ya lo dijeron Montaigne y Browne
Y un español que ignoro
Algo me queda aún de ese oro
Que mis ojos de sombra recogieron.
Defiéndeme Señor
Del impaciente apetito
De ser mármol y olvido
Defiéndeme de ser el que
Ya he sido irreparablemente.
No de la espada
O de la roja lanza