Mostraré que el principio de autonomía universitaria lleva sustanciado el verbo investigar. Este verbo ha sido, en muchas ocasiones y por muchos agentes educativos, suplantado por el verbo inquirir. Me propongo hacer la diferencia.
Se promulga la práctica de la investigación en la Universidad. Eso es razonable. Cómo no va a ser razonable cuando vivimos ya los máximos resultados y tenemos las tecnologías de punta ofrecidas por la Revolución informáticas y más recientemente por la última gran revolución, la genética.
Se promulga y se ufanan de la investigación universitaria. Es más, es un indicador de la supuesta acreditación institucional. Se “promueven semilleros”, grupos de investigación, docentes-investigadores, en fin. Hay todo un afán para mostrar la relación entre docencia e investigación.
Sin embargo, ese afán no se manifiesta en indicadores como la financiación y el presupuesto económico dedicado a esa relación. Se estima que la inversión en investigación y desarrollo, dada las actuales condiciones de la revolución científica, debe oscilar entre 150 y 250 dólares por habitante, así está en los países con conocimiento científico en el nivel de fuerza productiva. Los países dependientes y neocoloniales solo están en un rango que no sobrepasa los 20 a 30 dólares por habitante.
In vestigio
Investigo es como si dijésemos in vestigio. Es como si nos metiéramos en la búsqueda y en el hallazgo del rastro, de la huella, de la señal de algo.
El que investiga busca: el rastro, la señal, la huella, el vestigio de las cosas, de la realidad.
Precisamente, en mi opinión, es esa esencia de la investigación. Esa esencia no la hace deseable en Estados y sistemas sociales donde lo que abundan son huellas, señales y rastros de inhumanidad, de injusticia, de irracionalidad, de criminalidad y de bestialidad.
La práctica investigativa científica dejaría al descubierto lo irrazonable, lo injustificable de una sociedad que se revuelve en la mentira, en la falsedad, en la delincuencia. Descubriría la bandada de tartufos que dirigen nuestros estados, incluido el Estado Universitario.
In quaeris
Inquirir o inquisición, eso significa este término. Puede ser por eso que estas sociedades y estas instituciones reemplacen el investigar por el inquirir.
In quaeris, inquiero viene también de busca, pero en este caso, de lo oculto, de lo interior, de la intención.
Se inquiere: la opinión, la conciencia, la creencia. Las disposiciones de la ideología, el ideario, la ideoteca de alguien. El que inquiere busca intenciones.
La inquisición obra por dentro y no tiene como criterio la verdad. Por eso la inquisición siempre es detestable.
Un país que niega la investigación e impulsa la inquisición, es un sistema en el que la felicidad se niega.